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Imagen generada, que representa dos hombres sentados alrededor de una mesa de negocios con una mampara entre ellos - cuadrado

El cliente que quiere más de lo que paga: saber poner los límites

Tienes un nuevo cliente, ¡qué emoción! Especialmente si te ha costado llegar a él, ya estás volando y con disposición de darle lo mejor de ti, para que apruebe tu trabajo y que te da las recomendaciones que necesitas para tus siguientes clientes.

Y aunque al principio todo es perfecto, mientras progresa el trabajo empiezas a observar cada vez más requisitos y exigencias sobre un trabajo que creías tener ya bien claro. Poco a poco la ilusión inicial desaparece y empiezas a darte cuenta que tu cliente te pide más de lo que te paga.

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Imagen generada - una persona se levanta del suelo para ir a la luz - cuadrada

El valor de la resiliencia

Todos hemos fracasado en algún momento. Si alguna vez has emprendido, sabes lo que es sentir que un proyecto no sale como esperabas, que las metas se alejan y que el esfuerzo no se traduce en resultados. Pero el fracaso, lejos de ser el fin, puede ser el comienzo de algo mucho más grande si sabes cómo enfrentarlo.

A lo largo de mi vida, he fallado muchas veces. Pero de cada uno de esos momentos dolorosos surgió una lección. Y aunque el fracaso duele, es la resiliencia lo que nos permite levantarnos y seguir adelante, con más fuerza y con más conocimiento.

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Imagen generada, el miedo y el hombre - cuadrada

El miedo a no ser suficiente

Desde que éramos muy pequeños nos han hablado sobre la importancia de vivir en grupo, en el socium. Nos enseñan la importancia de ser un buen integrante de esta sociedad, de aportar para el bien común y de recibir lo merecido. Esto último en ciertas sociedades es “la paga” y en otras es “lo que necesita el individuo”. Yo crecí en la segunda, en el comunismo de Europa del Este y ahora estoy viviendo la realidad del primero, “el capitalismo sano y verdadero”. Por tanto conozco los dos lados de la misma moneda.

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Imagen generada Mujer en un taller

Trabajar en agosto

Trabajar en agosto INICIO :: Mi diario :: Trabajar en agosto Los calores, trabajar y qué supone eso para un negocio 08/08/2024 Las últimas semanas han sido un desafío. Con temperaturas nocturnas que superan los 34-35 grados, dormir es imposible. Como resultado, los días se han convertido en una lucha constante contra el reloj y el calor.   Sin embargo, las vacaciones son para aquellos empleados que pueden desconectar del mundo laboral. Por otro lado, yo no soy una de esas personas. Mi espíritu emprendedor siempre me ha llevado por caminos menos transitados y más difíciles. Por esta razón, nunca he llegado a aburrirme de la vida: siempre hay algo en lo que pensar y que organizar.   Agosto, por excelencia, es un tiempo para parar. Por eso, he cerrado prácticamente mi relación comercial con el mundo. Ahora tengo un tiempo valioso para revisar cómo me ha ido este año y planificar mis próximas metas.   No puedo subrayar lo suficiente la importancia de la planificación. En los tiempos comerciales, solemos cubrir necesidades según surgen: desde la publicidad hasta los toques finales y la entrega del paquete al cliente, todo es trabajo que recae en nosotros. Es abrumador. Como resultado, al final del día, me voy a la cama con la mente saturada, buscando conciliar el sueño.   En este momento, puedo parar y dar un paso atrás para ver mis creaciones en toda su belleza. Además, puedo revisar los ingresos y gastos, y pensar en lo que queda del año.   Y bien, ¿qué es lo que viene?   Septiembre La vuelta al cole. A menos que te dediques a libros de texto y material escolar, es un mal momento para hacer negocios. Esto se debe a que las familias ya han gastado bastante y la mayoría de las empresas que trabajan con particulares también lo sienten.   Por otro lado, si mi cliente es una empresa que trabaja con otras empresas, las cosas son diferentes. Allí el negocio se recupera de las vacaciones y es ahí donde puedo aprovechar.   ¿Qué debo preparar? Catálogos de venta al por mayor: Ahora es el momento de empezar a vender piezas de cara a Navidades. Como se trata de ventas en cantidades, de 4 a 6 semanas de entrega son perfectamente normales para realizar los pedidos.   ¿Y si no vendo a empresas? En ese caso, hay que trabajar las piezas. Aunque septiembre no arranque directamente, voy a necesitar una buena cantidad de piezas para afrontar las ventas de octubre a diciembre. Lo ideal sería haber comprado todos los materiales en junio y desde entonces haber ido acumulando piezas.   Para mí, las vacaciones de los demás son mi mejor tiempo de preparación. Ya descansaré después de las fiestas, en enero.   La vida comercial No será fácil captar la atención a principios de septiembre. Sin embargo, a partir de la tercera semana, sí. Por tanto, necesito preparar toda mi correspondencia comercial para que, cuando llegue el momento, solo tenga que copiar y pegar el texto y no perder tiempo escribiendo.   Para que eso funcione, necesito un guion paso a paso en cada momento de la venta. Las conversaciones las tengo que llevar yo, no dejarlo todo a mi cliente. Todo esto es mejor prepararlo ahora, en agosto, para asegurarme de no perderme en septiembre.   Octubre La vida ya ha vuelto a su ritmo habitual. Por lo tanto, puedo vender tanto a empresas como a clientes finales. Además, también es el tiempo idóneo para ofrecer mis cursos y empezar las clases que complementan mis ingresos.   Para lograr esto, debo tener preparados los materiales de los cursos. Probablemente, en algún punto de septiembre, debería haber organizado una campaña de marketing online y empezar a publicar en las redes sociales temas relacionados con las formaciones que doy.   Dado que el trabajo ya va en pleno rendimiento, las piezas hechas en el verano me servirán para las ventas actuales. También tengo que dedicar tiempo a crear diseños nuevos que vender, ya para crear y entregar a las empresas en enero-febrero.   Noviembre Si consigo no dejarme llevar por las oportunidades de ventas de Halloween y del Black Friday, tendré un noviembre relativamente tranquilo y mejor planificado en cuanto a trabajo.   En este mes, daré mis formaciones y seguiré trabajando en los pedidos que obtuve en septiembre. Además, se abrirán las compras de cara a Navidades, así que tendré bastante trabajo y poco tiempo para planificar.   Diciembre El mes de la locura. Todo el mundo está gastando y todos los comerciantes buscan vender lo más posible. Por lo tanto, debo conocer bien mis cuentas y mis piezas disponibles porque, con suerte, acabaré el mes con el almacén vaciado.   De hecho, el trabajo con empresas habrá terminado antes del 15 del mes. Si lo hago bien, tendré ocupados enero y febrero fabricando y entregando al por mayor.   Como son los meses de la cuesta, realmente no puedo esperar hacer negocio con clientes finales. Para tener mis vacaciones entonces y no vivir esta cuesta yo misma, el trabajo con las empresas es lo que me salvará. Por tanto, necesito planificarlo ahora, en agosto.   Mis clases también estarán cerradas antes del 20 de diciembre, así que poco a poco podré tener más tiempo para dedicar a los trabajos creativos y de fabricación. ¿Cómo ha quedado el plan?   Muchas tareas al final, muchas más de lo que esperaba. Me quedo con este listado:   Primero: Preparar mis ofertas según los tipos de clientela y crear un guion para cada tipo de cliente. El objetivo es tener menos negaciones posibles y más ventas cerradas. Por esta razón, me voy a concentrar en el tema de las ventas al por mayor, pues es ahí donde puedo crear una relativa planificación de ventas y, de ahí, tener expectativas de ingresos.   Segundo: Preparar el material de los nuevos cursos que planeo dar este invierno-primavera. Si ya tengo material preparado de años

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