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El valor de la resiliencia

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El arte de levantarte después de un fracaso

¡Cuidado, que no te caigas, hija! ¡No vayas por este camino! ¡Sólo un fracasado haría eso!

Los has oído, ¿no? ¡Y tantas veces!

Yo crecí en ello. Lo correcto. Lo suficiente nunca es bueno. La excelencia es lo único que merece ser obtenido. Siempre las notas más altas, en todo. Siempre destacable. Siempre entre los primeros.

Así me enseñaron.

¡El fracaso es algo de que no se debe de hablar! No podemos admitir errores y no podemos decir tranquilamente que no hemos conseguido algo. O peor todavía, que un emprendimiento se ha hundido, ¡de eso no se habla, jamás!

 

Al fin y acabo, llega un momento de mirar atrás y reflexionar. Lo que se siente cuando un proyecto no sale como esperabas, que las metas se alejan y que el esfuerzo no se traduce en resultados…. ¿Puedes decir que no lo has experimentado nunca?

 

¿Se acaba tu vida en este momento? ¿Te paralizas y no eres de seguir adelante?

Las caídas son parte natural del camino

Escuché hace no mucho este dicho «No he visto camión de mudanza detrás de un coche fúnebre».
Ya. Admitelo, tu tampoco.  

Hagas lo que hagas en esta vida, se queda aquí – como tus éxitos, tanto tus fracasos. 

Volvamos a nuestro tema de las caídas. ¿Has observado alguna vez cómo son los niños pequeños? Todavía no saben andar bien y caen mucho.

Si no hay nadie cerca o si así les enseñan, se levantan y siguen adelante.  Estos en general lloran menos en la vida y a la larga tienen más metas conseguidas. 

También hay otras familias dónde este ser pequeño ha sido muy esperado y es tan muy querido, que ni lo dejan caer. Este si se queda sentado y llora. Lo hace porque sabe, que alguien vendrá a levantarle.
Estos niños llorarán mucho en la vida, así se lo han enseñado.

Tu, ya persona adulta, no eres muy diferente de un crío. Tienes ya algunos resultados  y has empezado a tomarte en serio. Eres alguien. Has conseguido cosas. 
Y de repente… caída. 
Si sueles levantarte por tu cuenta, lo harás. Sabrás que no ha pasado nada tan grave y que puedes seguir adelante.

Por otro lado, si siempre has tenido apoyo y otras personas te han dado las condiciones ideales de realizar una idea, te quedarás en el suelo. Llorarás. Esperarás ayuda. En algunos casos la tendrás. En otros pasarán de ti. 

Así, paso a paso, camino por camino, proyecto por proyecto. 

En algunos casos lo harás bien. En otros caerás. Habrá situaciones cuando incluso te puedes romper algún hueso, así de mala será la caída. 

No puedes parar. Parar es morir. ¿Estás listo/a para acabar con todo? Si no lo eres, lo natural es levantarte.

Aprende a vivir con el fracaso

Mientras das tu andadura por la vida hacía un éxito glorioso, tendrás muchas caídas y muchos fracasos. 

 

Especialmente en el emprendimiento hay muchos más fracasos que éxitos. 

 

Por tanto es muy importante saber sacar el provecho de tus fracasos. El resultado de los fracasos es la sabiduría.  ¿Sueles a admirar a la gente sabia, verdad? Aquí tienes uno de los secretos de su nivel superior. 

 

Te garantizo, te gusta o no, después de unos años tu también lo serás. Y sentirás que la sabiduría te siente bien.

 

El único importante es no olvidar que lo que determina el éxito a largo plazo no es cuántas veces fracasas, sino cómo decides levantarte después de cada caída.

Levantarte después de un fracaso: pasos para reconstruirte

Cuando las cosas no salen como uno se las plantea, es fácil sentirse derrotado. Aquí aparece lo que cambia el juego: la resiliencia.

 

¿De que se trata?

La resiliencia no es ser un optimista infinito y volver a saltar con el mismo entusiasmo como antes de caer. 
Esto es privilegio de los poco inteligentes y de los niños.

 

Ser resiliente implica valorar la situación, sacar la lección, ver que ha quedado y determinar cómo seguir adelante. 

 

Y si, levantarte y seguir de verdad.

 

La resiliencia te permite recordar, pero no de sentir y revivir los fracasos. La resiliencia es la verdadera fuerza que vas a necesitar para seguir con tu vida y no estancarte en un momento concreto. 

 

La buena noticia es que la resiliencia se entrena. 

Es como aprender a correr y cada vez llegar a más largas distancias. Con el tiempo ya no es esfuerzo, sino forma de vivir.

 

Ya que sabes que es, verémos qué hacer para levantarse por tu propia cuenta y deconstruirte después de un fracaso.

 

Aceptar el fracaso como parte del proceso
El primer paso es aceptar lo que ha sucedido. Fracasar es incómodo y doloroso, pero forma parte del camino. Y más emociones y recursos has puesto en un emprendimiento, más doloroso será.

Por tanto, aceptar que caer es una posibilidad y te ha sucedido exactamente ella, es parte del proceso. Al aceptarlo, te liberas de la carga emocional y te preparas para aprender de la experiencia. Por tanto, paso uno limpia tus emociones.

 

Ver el por que.

La clave del crecimiento está en el análisis y la reflexión. Tómate el tiempo para analizar qué fue lo que salió mal. ¿Fue un mal cálculo? ¿Falta de preparación? ¿No era el momento adecuado? Este proceso de reflexión es lo que te dará las herramientas para no cometer los mismos errores en el futuro.

 

Vuelve a ajustar tus expectativas

Para que no suceda lo mismo otra vez, tienes que cambiar algo. Esta caída ha venido para que aprendas algo y que cambies bien la propia meta o la forma de llegar a ella.
Puede ser una lección emocional o una lección relacionada con tus propósitos. Ajusta tus expectativas … y sigue adelante. Este ajuste puede ser un cambio del rumbo, de la persona, de la estrategia. Procura andar con la mente más abierta posible para poder ver más puntos de vista y cometer otro tipo de errores la siguiente vez. 

 

Aprende la lección y sigue adelante

Levantarte no significa volver a intentarlo exactamente de la misma forma.

La resiliencia implica aprender, ajustar y continuar. Cada intento es una nueva oportunidad para hacer las cosas mejor… o de fracasar con más eficacia si no cambies nada.

 

¿Hay otros como tu en tu camino?

En cierto aspecto te beneficiará tenerlos en tu alrededor. Mentes similares, más tranquilidad.
No olvides nunca, que tu estado hoy mañana habrá cambiado. Tu fracaso hoy será un éxito mañana. Mañana serás otra persona.

 

Lo mismo sucede con las otras personas con quien te rodeas hoy.

 

Salvo que creas amistades muy fuertes, todas estas personas están hoy y mañana ya se habrán ido. Cada uno tiene su camino. Si vuestros caminos coinciden en un momento, disfrutalo. Aprende de ellos, pero luego sé capaz de dejarlos ir. El momento se ha acabado, lo que habéis tenido que intercambiar ha sucedido, ahora tenéis cada uno otras tareas.

 

Esta es la otra lección de la resiliencia que tienes que aprender para no sufrir estas asociaciones temporales, pero muy importantes para todos los participantes.

¿Y qué tal mis propios fracasos?

De ti depende si en tu cabeza lo que ves es un fracaso o un aprendizaje. 

Mi camino ha sido bastante irregular  y algunos dirían que he fracasado en muchas cosas. Ahora te contaré algunas de ellas.


Mi primer emprendimiento: duró unos 4 meses.

Tuve algo de dinero, compré stock para revender. Trabajé mucho para ganar algo de dinero. Todo acabó cuando me dí cuenta que tengo un montón de medias – mi producto de reventa – y casi nada de dinero en efectivo.

 

Lo que hice: vendí todo a precios tan bajos, que realmente no cubría gastos y saqué mi lección de ello.

 

Mi primer matrimonio: duró menos de 3 años.

La chispa inicial se apagó rápidamente. Podría haber quedado como un matrimonio cómodo para ambas partes, pues no teníamos grandes diferencias. No era lo que necesitaba. 

 

Un día el hizo algo realmente insignificante, que fue el pretexto de solicitar divorcio. Nos divorciamos en total acuerdo, tal y como nos casamos. Cada uno siguió adelante.

 

Para mis padres el divorcio era un fracaso y nadie debía saber de el. Un tanto raro, pues para ambos era segundo matrimonio, pero acepté que todo el mundo tiene derecho a opinar.

 

Para mi fue la oportunidad de seguir adelante y conocer a una persona con quien sigo codo a codo en los últimos 17 años. Tanto tiempo más tarde le sigo admirando y aparte de un amor profundo, aunque ya no tan pasional, siento un profundo respeto por la inteligencia, la resiliencia y la sabiduría de esta persona. 

Varios cambios de actividad para encontrar un nuevo rumbo.
Cuando llegué a España, trabajaba como programadora. Con el profundo deseo de tener hijos, era obvio que tenía que cambiar lo que hacía para tener tiempo para mi hija.

 

Empecé a buscar con qué podría sustituir la programación. 


El error que cometí en aquel momento fue buscar otra actividad que me apasionaba, pero desde el punto de vista de una persona que todavía no era madre. 
Elegí fotografía. Es una profesión que requiere mucha dedicación y largos viajes si uno quiere ser bueno en ella. 


No era adecuada para una madre primeriza. Lo aprendí en el camino.

¿Era realmente un error?
No diría eso, sabiendo que en el día de hoy aplico los conocimientos fotográficos en lo que hago y que me permiten dar un servicio mucho más completo que mi competencia.

Cuando el que enseña eres tu

A mi me sucedió de verdad cuando ya apareció mi hija y tuve que empezar a enseñarle a ella. 

De repente ví mi vida cuando tenía sus etapas y sus mismos problemas. Ahora, siento adulta, veo que lo que me han enseñado no ha sido obligatoriamente lo correcto. Era lo aceptado y lo aceptable en su época. Punto. 

 

Cuando el que enseña eres tu, tienes la obligación de corregir los errores que has visto desde tu experiencia hasta el momento. 

 

Cambiar la actitud hacia el fracaso es una de las cosas más importantes que puedes hacer para una persona. Haz le ver, que una caída es un aprendizaje, no un fin. Dale entender, que muchas veces realmente no hay caminos, les creamos nosotros y por tanto los fracasos serían frecuentes. Si se ven como una oportunidad de aprender en vez de desesperarse, estas realmente son las claves en la vida de una persona.

Recuerdales, que lo importante no es cuántas veces tropiezas, sino cuántas veces decides levantarte.

 

 

¿Has enfrentado fracasos en tu camino? ¿Cómo los has manejado? Comparte tu experiencia en los comentarios y hablemos de cómo la resiliencia nos ayuda a seguir adelante. Si este artículo te ha resonado, compártelo para que otros también aprendan a levantarse después de caer.

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